Maldito elefante morado

Automatista, la newsletter que inspiró o en la que está basada este episodio,vino después de una de las semanas más duras que recuerdo como automatista.Soy Santiago Alonso y esto que estás escuchando es Camino Automatista.¡Maldito elefante morado! Hablamos de mentalidad, nivel, iniciación.En el episodio anterior te hablaba de caracoles y hoy de elefantes. Sí,estoy muy zoológico últimamente. El caso es que durante esa semana yo pensaba hablar de otrahistoria, tenía otra historia en la cabeza, pero ya sabes eso que dicen que cuando hay un elefanteen la habitación mejor hablar de él que esconderlo debajo de la alfombra, porque es muy difícil esconderun elefante debajo de una alfombra. Mi elefante de esa semana se llamaba Meik y estuvo prácticamentecuatro o cinco días caído. Por si no te has enterado, Meik es la herramienta de automatizaciónque yo suelo utilizar, la que suelo recomendar en este podcast, en esta newsletter y como tedigo se tiró prácticamente una semana caída o no funcionando del todo bien. Tenía altibajos,pero no llegaba a funcionar. Las automatizaciones por suerte sí que funcionaban, pero no podíasacceder a ver tus procesos, no podías crear nuevos, no podrías abrir cuentas y lo que másme fastidió a mí en ese momento tampoco podía grabar vídeos para la formación del desafíoque es del desafío automatista que estaba en ese momento construyéndose. Ahora por suerte ya lotienes creado y te podrías unir del tirón para aprender a automatizar, pero no me voy con lasramas. Bastante gente me escribió durante una semana, durante esa semana, con más o menoswhatsapp preguntándome por el tema y por cómo me afectaba todo esto a nivel profesional. Muchagente me tiene vinculado a la herramienta de Meik porque es de la que más hablo y entonces sepreocupaban, algunos de manera sincera, sobre si una caída de Meik como esta podría hacerme dañoa nivel de negocio y cómo lo tenía yo afrontado, cómo lo interiorizaba y cómo iba a trabajar sobreello. ¿Fue una semana chunga? No te voy a engañar, fue una semana bastante chunga. La agenda que yotenía planificada voló por los aires el lunes a primera hora y me pasé toda la semana intentandohacer las tareas de aquella manera y me obligaba, porque la herramienta estaba caída, a ir lanzandotareas de un día para otro hasta que se acumulaban. No sé si eres tan fan de los Simpsons como yo,pero ese típico GIF en el que se ven cómo los virus intentan atravesar la puerta antes de entraren el señor Vance y se quedan todos enganchados, pues así estaba mi lista de Todoist durante esasemana. Pero tampoco fue mortal y lo más importante, no he visto peligrar mi trabajo. Es más, creo queesta caída ha servido para apoyar aún más un tema del que suelo hablar casi tanto como de Meik,pero que pasa algo más desapercibido, mi odio profundo a la herramientitis.Podríamos llamar a esto la cámara no hacia el fotógrafo. ¿Cómo consigues que la caída de laherramienta que más utilizas y mencionas no te deje herido de muerte? Anteponiendo mentalidada herramienta. ¿Me jodería que Meik desapareciera mañana? Por supuesto, muchísimo, pero porque meparece una herramienta tremendamente útil para conseguir mis objetivos, no porque mi negociodependa de Meik. La habilidad, superpoder, negocio, llámalo equis de un automatista,no viene de saber manejar una herramienta. Como dice un buen amigo fotógrafo, cuando le dicende vaya fotón con qué lo has hecho, su respuesta siempre es con mis ojos. La habilidad automatistaviene de ser capaz de detectar patrones, analizar tareas, documentar sistemas y ejecutar procesospara liberar nuestro tiempo, sea con Meik o con otra herramienta. La cámara no es la solución,es solo el instrumento. Y en mi caso, la automatización no es más que el caminopara conseguir mi objetivo real, transformar tareas tediosas en tiempo libre. Meik essimplemente el instrumento para conseguirlo. Si hablo tanto de Meik es porque necesito eseinstrumento para canalizar lo que quiero contarte, necesito hacerlo tangible. Si se me avería un coche,si se me avería mi coche, me fastidiaría igualmente bastante, pero no me bloquea. Puedocoger otro coche o puedo aprender a usar otro vehículo, porque tengo claro qué camino quieroseguir y cuál es mi destino. Conociendo el sistema puedes pivotar hasta otro punto segúnlas circunstancias. De nuevo, mentalidad es mejor que herramienta. Me obsesiona tanto esta parte deadaptar el cerebro a la automatización que desde la primera edición del desafío automatista ledediqué toda la primera parte del curso a hablar de ello. Sin herramientas, solo un debate entretu cerebro, tú y yo, para aprender a generar ideas que te permitan automatizar tareas. Las más dedoscientas y pico personas que ya han pasado por el desafío saben de qué va esto y me han dejadomuchas opiniones en relación a ese primer módulo. Te leo un par de ellas. Chus Naharro, que a lomejor la conoces de la comunidad de Creando Newsletter, me decía, estoy rematando el módulo 1 yefectivamente ha sido capaz de empezar a menear mi cerebro para ir buscando tareas automatizables.O Alberto Cargo me decía, espectacular el primer módulo del desafío automatista, lo he consumidocon palomitas en este fin de semana y ahora te cara a repasarlo con la atención que se merece.No te negaré que tenía mis dudas, pero la agilidad de las exposiciones, bueno, no me voy a liar con laopinión de Alberto, te dejo también la imagen en el enlace que acompaña este episodio. El caso es quemucha gente valoraba positivamente ese primer módulo, así que decidí, uniéndolo con la historiaque te contaba la semana pasada sobre ese perfil del automatista estratega, que esa clase debíatener entidad propia y lo he transformado en un audiocurso centrado en la esencia de todo esto.Las ideas. Son 10 clases en formato de audio centrado en mentalidad e ideas, en los quetrabajar ese concepto de no robotizarte, no perder tu marca, sin pensar en contra técnicas ycentrándonos en el qué y el por qué. Ya veremos después el cómo. El objetivo es aprender a ganartiempo sobre esa filosofía de automatizar para humanizar. Eso es lo que quiero transmitir enmentalidad automatista, que es, como te digo, un audiocurso que está disponible en Mambler y quetienes el enlace acompañando a este episodio para que le puedas echar un vistazo. Después de todoeste tiempo con el proyecto de automatistas he respondido centenares de emails, diría que másde mil correos de manera manual, y he podido descubrir que hay un perfil de automatista queno quiere aprender Make, te lo contaba la semana pasada, pero sí quiere profundizar en la partede automatización para descubrir cómo puede ayudarle en su día a día. Ese perfil es al queva dirigido mentalidad automatista. Luego a lo mejor esos perfiles, y me lo he encontrado muchasveces, les pica el gusanillo de empezar a manejar las herramientas, pero hasta que no adquieren eseclick, como decía Chus, no se les despierta esa necesidad. Ahí es donde entra la mentalidadautomatista. Yo mientras voy a ver si mando al elefante de vuelta a casa y consigo recolocarlos planes de la semana. Por cierto, lo de por qué meto a tu cerebro como tercera pieza del debate locuento en la lección 6 del audiocurso, que se titula Tu cerebro está haciéndote trampas y toca jugar con él.Si Make desapareciera en dos meses o en un mes, ¿qué harías tú? Yo creo que lanzaría unservicio de migración de Make a la siguiente herramienta, y tengo casi claro cuál utilizaríaesta vez. Pero bueno, eso lo dejamos para otro episodio. Larga vida Make, que se quede muchotiempo. Un saludo automatista. Te escucho, te leo atento, ya sabes que me tienes a un email enhola automatistas punto com para contarme qué te ha parecido. Nos vemos en la siguiente automatista.